Son las 7 de la mañana, suena el despertador y piensas «Uff qué sueño tengo, ¿porqué entre semana tengo tanto sueño y los fines de semana me despierto sola tan pronto?» o «¿porqué a los niños no hay quien los despierte entre semana y el fin de semana amanecen a horas intempestivas? …. Es la conocida «Ley de Murphy».

Empieza el día y, sólo de pensar todas las cosas que tienes que hacer, ya te cansas. ¿Os acordáis de la película «Un día inolvidable» de Michelle Pfeiffer y George Clooney? A nosotras nos encantó y, la verdad, nos sentimos muy identificadas, ¿no os parece?.

Sales de casa a las 8 de la mañana corriendo para no perder el bus del cole, y piensas «¿Porqué siempre tengo que ir corriendo a todas partes? mañana intentaré despertarme antes….» cosa que, claro, nunca cumples. Vas cargadísima con todo, y con todo, nos referimos a los niños, los almuerzos, el termo del café (porque, claro, no te ha dado tiempo a desayunar), tu tupper con la comida, la merienda de los niños. Con este ritmo no hace falta el gimnasio¡¡¡¡

Dejas a los niños en el autobús o en el cole y te vas a trabajar y, la verdad, hoy en día hay que dar gracias por tener un trabajo. Cuando llegas, piensas, voy a ver si me puedo tomar un café tranquilo o dos… que los necesito, pero en la cafetería ya te empiezan a preguntar «¿has visto mi correo? ¿cuándo tendrás lo mío? ¿has podido revisar lo que te mande?» y, para tus adentros piensas «¿¿¿¿¿¿Quién inventaría la liberación de la mujer??????  con lo bien que estaría yo ahora en casa y los niños en el cole…..».

Después de mil reuniones, revisión de documentos, llamadas, comer con un tupper delante del ordenador, piensas feliz «Ya ha terminado mi jornada laboral, yujuuuuuuuu» pero, no te equivoques, todavia queda «tu otra jornada como mamá», ja, ja, ja….

Otra vez a correr, coche, coles, niños…. ¡¡¡llegas tarde!!!.

Empieza la segunda parte, ¿actividades extraescolares, deberes? y tú piensas «sólo quiero sentarme un ratito en el sofá a leer, tejer, ver la tele o, simplemente, no hacer nada….», pero no puedes y, te animas, «venga que ya queda menos», caray esto parece una maratón 🙂

Al final ya están todos los niños con pijama y cenando ¡¡¡MISIÓN CUMPLIDA!!!

Pero entonces te acuerda, «uffff si había quedado para jugar al padel» o «anda, si hoy tengo gimnasio», cuando en estos momentos lo que te apetece es ponerte el pijama y tumbarte en el sofá. Al final te animas y vas y, la verdad, es que luego lo agradeces porque te relaja, ¿no pensáis lo mismo?.

Cuando vuelves a casa, cansadiiiiiiisima pero contenta por todo lo que has hecho, piensas «A ver si se duermen pronto y tengo un ratito para cenar tranquilamente con mi marido….»